(fuente: El Perfil)

La cusqueña va subiendo poco a poco como lo hace en Espinar, la cumbre de Cusco, entre la lluvia y el aplauso. Genera miedo en los otros. Recorre el sur y en Lima la esperan.

Forzay no sabe cómo detener la caída. Su papá se esfuerza, pero el hijo tiene solo la cara bonita. No hay nada en ese cráneo como no hay nada al interior de una pelota.

El Morado está desesperado. Corre sin brevete, hay fuego y el camino es difícil. Carece de talento; pero tiene dinero. Subió cuando llamó a marchar contra Merino, bajó cuando se escondió durante las marchas en las cuales murieron trabajadores del agro. Quiere el poder a toda costa. Su problema es que su partido ya gobierna con Sagasti y no genera aplausos.

Acuña es de la raza de caraduras. Tiene mucha plata y no sabe qué hacer con ella. Sus formas de hacer política, sus mensajes se parecen a una sopa tibia de la tía Veneno. Es alguien difícil de describir. Sus ideas no son claras, porque algo malo debe estar pasando en esa cabeza.

Lescano quiere el cambio de la Constitución. En realidad, quiere subir como puede. Le limpiará un poco la cara de Acción Popular, aunque esto sea más difícil que bañarse en el espacio.

¿Y Keiko? Keiko es brava. Ella no será presidenta de la república jamás; pero estará en todas las elecciones. La política es su protección de los fiscales. Dicen por ahí que está preguntando cómo puede poner una vacuna en un táper.

Hay más candidatos, pero la brevedad es agradecible. Los otros son copias de los anteriores. Deberían renunciar o sumarse. Yo creo que Hernando de Soto tomará este consejo y renunciará para ayudar a uno que va en los primeros lugares.

De Urresti no podemos decir nada aún, porque es una bala perdida

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